El caco Malako, era todo un experto en el arte de robar, nada se le resistía y era tan bueno en su oficio, que jamás lo habían capturado. Su tranquila vida se truncó.
Un buen día, de regreso a su casa, se acostó a dormir. Al otro día descubrió que alguien había entrado a su casa durante la noche.
Muy a su pesar, decidió buscar ayuda de la policía, para encontrar al valiente que había sido capaz de entrar a robar a su propia casa.
Desde ese día comenzó a sospechar de todos los vecinos, los cuales, quizás enterados de sus robos, habían decidido vengarse. Pero nada pasó en unos cuantos días, así que Malako pensó que no volvería a repetirse.
Por desgracia para el caco, volvieron a robarle, ayudados por las oscuridad de la noche. Sin otra solución tuvo que regresar la policía, que ante su testarudez instaló una cámara en su casa, para lograr identificar al ladrón, en el caso de que volviera de nuevo a su hogar. Algo que volvió a suceder unas noches posteriores. Gracias a las cámaras la policía pudo identificar al ladrón y lo llamaron a caco, para que reconozca a su ladrón.
Cuando el video comenzó a funcionar, el caco Malako, quedó muy sorprendido, el ladrón de su casa, era él mismo. Algunas noches, se levantaba sonámbulo y escondía todos los objetos de su casa, junto a los que él había robado a lo largo del tiempo.
Julián
Julián
